La vida sigue siendo movimiento y permite ir
interpelando la sobredosis de información, ejercitando la resistencia para que
nos mantenga despiertos, encontrando diferencias o reformulaciones de
argumentos que puedan articularse también en el disenso para que provoquen, al
fin y al cabo, consecuencias que despierten otros puntos de vista que pueden
ser superadores, o al menos otra opción a los discursos ¨seductores¨ y
reiterativos que adormecen pasivamente al pensamiento y nos arrojan a la
intemperie.