Y ahí es donde se reflexiona el ápice de algo que muchas
veces dicen ell@s como bocadillo marketinero: ¨sin ustedes, no somos nada¨. Y
es cierto, sin el clamor de las masas o las multitudes entusiastas alrededor
(las que sostienen sus vidas, usted y yo) vitoreando,
acompañando, pagando las entradas a los recitales y comprando los discos parece no haber nada en el firmamento musical más que el mero intento de seguir
figurando y/o (no son pocos los casos y desde aquí cumplo en agradecer) acompañarnos
en esta solitaria espera con su música, que sigue manteniéndose egregia,
excelsa, elevada.