Sin embargo las ideas no pueden ser un lenguaje quieto, más allá de lo
efímero de las palabras. El trabajo intelectual debe tratar de desligarse de la
amnesia política, que lucha porque sus pensamientos no sean cuestionados.
Aunque uno choque con cierta molestia, los interrogantes hay que mantenerlos ya que
los criterios cerrados no proyectan nuevas perspectivas de vida.