martes, 14 de abril de 2020

ABELARDO (FRAGMENTO) // OPA RIRE // OLGA BARZOLA


Después, Abelardo lloró varias noches por la au­sencia de su compañera de colegio. Muchos años más tarde se encontra­rían nuevamente: él también había vivido unos años fuera del pueblo recorriendo distintas geografías del país, sin poder quitar de la memoria esas tardes cuando, de niños, salían sigilosos (para no ser descubiertos) a indagar los arcanos del campo y volvían abrazados, saboreando más de una vez la dulce raíz del miquichi. El regreso de Amanda lo había puesto muy feliz. ¿Cómo estaría? ¿La podría reconocer? Cuando escu­chó el sonido del tren acercándose las manos se le humedecieron y su corazón se apresuró.