Mi nombre es Marko. Me pregunto si alguna vez podré olvidar
los sentimientos que experimenté aquella noche. Era el año 1932, la hambruna se
esparcía por Ucrania, como una epidemia, silenciosa y mortal. Nuestra pequeña
aldea no resultó inmune a semejante calvario. Los alimentos comenzaron a
escasear lentamente, al tiempo que los cadáveres se amontonaban al costado del
camino. El hambre se paseaba por las calles de tierra, mientras el hedor se
tornaba más y más fuerte. La gente desesperada se lo comía todo, todo.