Me preparo para este extraordinario reto,
cambiarme a misma, que esa metamorfosis sea el antídoto para atravesar esta
crisis. Compongo una estrategia de resistencia, muño mi caja de herramientas,
me permito un minuto de pánico diario, reconocerlo. No ser el receptáculo, sino
abrazar la incertidumbre. Acordarme de mi fragilidad y venerarla. Elegir mis
pensamientos, esas nubes que veo pasar cuando estoy en silencio, para que mis
actitudes le den paz a mi corazón. Caigo en mi agujero interior, a sabiendas que
solo así podré atravesar el portal que este intermezzo me propone. Desarrollo
la amplitud de la vista del águila. Me despierto, me acaricio y me recuerdo en
voz alta que estoy muy bien.