Cecilia nos activa los sentidos, mirando mirar, a unos y otros, vamos
develando los ojos de los ojos, los ojos húmedos, los ojos negros, los
tristes, los fijos, los que lavan su color. Preeminencia de la luz,
incidiendo en cómo el espejo del paisaje contempla su mirarse. En ellos paso
por amarillos dorados (como los pintó J.W.Turner). Es en ese paisaje en el que
convivimos con el río león, mares, pájaros, perros, peces, lobos. El
hombre y la mujer partícipes, destinatarios al fin, están, estamos en la
carne del mundo.
Alfredo Saavedra